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Sexo

Para reducir al aborto no hay que apelar a cuestiones morales o la abstinencia

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El aborto pone término una vida humana (al menos potencial), por lo que no debería llevarse acabo sin una consideración seria a propósito de lo que está en juego, como lo hacemos con la pena capital y la guerra. El aborto es un tema complejo, lleno de aristas y matices, así como líneas rojas subjetivas.

Pero tal vez avanzaríamos más en el tema, al menos a nivel pragmático, si tratáramos el aborto como un problema que debe resolverse en lugar de una cuestión moral sobre la cual condenar a otros o una fuente de soluciones basadas en la virtud, como la abstinencia.

Educación sexual

El aborto es algo que va a tener lugar sea legal o ilegal, sea moral o inmoralComo ya explicamos, en Estados Unidos, el estado con el índice más alto de búsquedas de Google relativas a los abortos autoinducidos es Misisipi, que solo dispone en la actualidad de una clínica para abortar a pesar de que allí residen unas tres millones de personas. Los estados con más búsquedas de este tipo de abortos son precisamente los que son contrarios o muy contrarios al aborto según la moral o las leyes vigentes.

La abstinencia evitaría los abortos del mismo modo que la inanición evitaría la obesidad. Hay una razón por la que nadie ha propuesto la castidad como una solución a la sobrepoblación. El ascetismo sexual no funciona, porque el deseo físico es casi tan fundamental como el alimento para nuestra supervivencia y prosperidad. Un estudio de 2008 publicado en el Journal of Adolescent Health sugería que entre los adolescentes estadounidenses de 15 a 19 años de edad, la educación basada en la abstinencia no redujo la probabilidad de participar en relaciones sexuales vaginales y que los adolescentes que recibieron educación sexual integral tenían un riesgo de embarazo más bajo en comparación.

Otro estudio de PLOS ONE 2011 que analizaba las tasas de embarazo adolescente en la educación basada en la abstinencia en 48 estados de Estados Unidos concluía que “el mayor énfasis en la educación basada en la abstinencia se correlaciona positivamente con el embarazo adolescente y las tasas de natalidad”, controlando el estatus socioeconómico, el nivel educativo y la etnicidad.

Todavía más revelador es un destudio de 2013 publicado en BMJ, que informó de que 45 de las 7 870 mujeres estadounidenses estudiadas entre 1995 y 2009 aseguraban que se habían quedado embarazadas sin sexo. Estas mujeres tenían el doble de probabilidad que otras mujeres embarazadas de haber firmado un compromiso de castidad, y era mucho más probable que informaran que sus padres tenían dificultades para hablar con ellas sobre sexo o sobre el control de la natalidad.

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Cuando las mujeres son educadas y tienen acceso a tecnologías de control de la natalidad, los embarazos y, eventualmente, los abortos disminuyenUn estudio de 2003 concluyó que las tasas de aborto disminuyeron a medida que aumentaba el uso de anticonceptivos en siete países (Kazajstán, Kirguistán, Uzbekistán, Bulgaria, Turquía, Túnez y Suiza). En otras seis naciones (Cuba, Dinamarca, los Países Bajos, Singapur, Corea del Sur y los Estados Unidos), el uso de anticonceptivos y las tasas de aborto aumentaron simultáneamente, pero los niveles generales de fertilidad disminuyeron durante el período estudiado. Después de que los niveles de fertilidad se estabilizaron, el uso de anticonceptivos continuó aumentando y las tasas de aborto disminuyeron.

Algo similar sucedió en Turquía entre 1988 y 1998, cuando las tasas de aborto disminuyeron casi a la mitad cuando las formas no fiables de control de la natalidad fueron reemplazadas por tecnologías más modernas (por ejemplo, condones). La consultora de salud pública Pinar Senlet, quien realizó este estudio de 2001 publicado International Family Planning Perspectives, señalaba que “se han logrado reducciones notables en el número de abortos en Turquía a través de un mejor uso de anticonceptivos”.

Probablemente deberíamos asumir que el aborto no es un tema en el que vayamos a ponernos de acuerdo. Por esa razón, pasemos página. Eduquemos en el sexo. Usemos la tecnología para ejercer un control de la natalidad más eficaz. Simplemente con eso, ya reduciremos la tasa de embarazos y, probablemente, de abortos.

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