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Cine

Premios Oscar 2013: Nominadas a la Mejor Película

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Nunca me han gustado los Oscar, y creo que en el fondo siguen sin gustarme. Soy amante del buen cine, y no dudo en mostrar mi rechazo hacia la dictadura impuesta por Hollywood. Sin embargo, fuera prejuicios, he llegado a la conclusión de que lo que no me gusta son estos premios, no las películas nominadas a ellos. Y no me gustan estos premios fundamentalmente por ese convencimiento generalizado de que los Oscar son algo así como el sello de calidad de las películas, y que hacen de la frase “vamos a verla, que tiene 101 Oscars” todo un tópico. Pero déjenme que les diga: Oscar no es siempre sinónimo de buen cine, por mucho que les pese a quienes coleccionan estatuillas.

 

 

Por todo esto, mi visión a la hora de ver todas y cada una de las películas nominadas a los Oscar es cada año, si cabe, más crítica. Porque para mí, la ganadora del Oscar a la Mejor Película ha de contar con una serie de elementos singulares que la hagan merecedora de semejante galardón. Así que me disculpo de antemano por mi escepticismo, por mi falta de entusiasmo hacia películas que, sin duda, tienen algo, pero no en todos los casos el “algo” que mi visión crítica exige a las ganadoras de este Oscar, por ser aún tan inocente y rebelarme por el hecho de que determinadas películas no tengan siquiera posibilidades de hacerse con el galardón porque así lo impone la dictadura. Me disculpo por mi subjetividad. Pero no me disculpo por mi buen (o mal) gusto.

En la ceremonia de los Premios Oscar 2013, que tendrá lugar el próximo 24 de febrero y que cubriremos en directo desde Extracine, cuando alguien pronuncie la famosa frase “and the Oscar goes to”, sabrán que la respuesta será una de las nueve películas que diseccionno a continuación.

Lincoln, de Steven Spielberg

A Spielberg le gustan los Oscar (y mucho). Pero en la última década, este amor parece ser no correspondido por la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas. Sólo hay que contabilizar el número de sus películas nominadas al Oscar en la categoría de Mejor Película en los últimos diez años: 3 (War Horse, Munich y Lincoln) y el número de estatuillas que sus últimas películas han obtenido: 0 (aunque habrá que ver si Lincoln logra acabar con esta mala racha del director). Su último Oscar a la Mejor Película lo obtuvo en 1993 con Schindler´s List, con la que algunos quieren comparar su más reciente producción. Sin embargo, discúlpeme Mr. Spielberg, pero llegar a la altura de Schindler´s List es complicado, y más aún con un film tan tedioso como Lincoln.

 

He de reconocerlo: desde un principio, la combinación Lincoln-Spielberg me daba mucha pereza. No es que tuviese ninguna esperanza puesta en esta película, ni que me hubiese creado falsas expectativas, y a cualquiera que me diga que le ha decepcionado le diré: sabías a lo que venías. Porque Lincoln, al menos, no engaña. No pretende ser algo que no es. Lincoln es, como ya muchos la han denominado, una lección de historia del maestro Spielberg. Y como toda lección de historia que no se aderece con algún toque de originalidad, es tremendamente larga y tremendamente aburrida (por mucho que a una le guste la historia).

Las 2 horas y media de película giran en torno a la lucha del presidente Lincoln para aprobar la 13º enmienda, cuyo objetivo fue el de abolir la esclavitud. Una causa muy loable, la de un hombre que se enfrentó a un país y una clase política muy racista, y un tema muy interesante, pero que en manos de Spielberg se convierte en una película perfecta para la hora de la siesta.

Lincoln cuenta con un magnífico elenco, y un Daniel Day-Lewis irreconocible que lo borda en su papel de ofrecernos una cara amable y simpática del presidente Lincoln. Esta película, a pesar de mi aversión hacia ella, lo tiene todo para hacerse con el galardón: la firma de un Spielberg desfavorecido por la Academia en los últimos años pero altamente reconocido en la esfera del cine más mainstream; la magnífica interpretación de Daniel Day-Lewis; la exaltación del sentimiento patriótico y el importante período de la historia que trata en el que se abole la esclavitud. Sin embargo, el único que merece el Oscar es Daniel Day-Lewis y quizá quienes le han hecho parecerse tan poco a él mismo y tanto a Lincoln. Pero como película, Lincoln debería sumarse a la lista de películas no galardonadas de Spielberg. Al fin y al cabo, Steven, lo importante en esto es participar.

 

Life of Pi, de Ang Lee

Cada vez que una pronuncia el título de esta película, alguien pregunta: “¡ah, sí! esa es la que va de un chico y un tigre en medio del océano, ¿no?” Y mi respuesta es, cada vez, la misma: no. Porque a pesar de haberse vendido como la historia de un joven en medio del océano y su supervivencia junto a un tigre, Life of Pi cuenta la historia de cómo Pi, el protagonista, llegó a encontrarse sólo, en medio del océano, con un tigre y qué le llevó a sobrevivir.

Life of Pi es un film sobre la fe (o las distintas fes), pero a mí no me lleva a convertirme, aunque sí a creer en la tecnología que ha hecho posible esta película. Como fábula fantástica está bien, pero todo en ella me resulta recalentado, desde su estructura narrativa convencional, que cuenta la historia a través deflashbacks mientras Pi relata su historia a un escritor en busca de ideas, hasta su intención (fallida) de emocionar. A mí Life of Pi me aburre, no me transmite. La conexión que se supone se crea entre el joven Pi y el tigre, Richard Parker, no me llega. Todo resulta bonito, pero ahí se queda. Si esta película sale con alguna estatuilla del teatro Dolby será a la parte técnica. No hay más de donde sacar. Y aun así no dejo de pensar que, en manos de Tarsem Singh, esta película hubiese sido una auténtica maravilla, al menos para la vista.

 

Zero Dark Thirty, de Kathryn Bigelow

Zero Dark Thirty es, desde mi punto de vista, una película innecesaria y, por tanto, totalmente prescindible. Sí, Jessica Chastain es preciosa y delicada, pero en su papel de agente de la CIA perseverante que emplea 10 años de su vida en dar con Bin Laden, no termino de creérmela. Quizá el hecho de que exista una serie tan maravillosa sobre la misma temática como lo es Homeland, protagonizada por una inmejorable Claire Danes, no ayude y conduzca a comparaciones constantes que dejan a Zero Dark Thirty en el suspenso (aunque Homeland sea ficción y esta película trate de narrarnos hechos reales, pasados por múltiples filtros) y lleva a pensar que Kathryn Bigelow es una infiltrada del gobierno o trabaja para él en el departamento de propaganda, porque Zero Dark Thirty es un film propagandístico en toda regla. ¿Qué quieren que aplaudamos, la propia película, o el hecho de que Estados Unidos fuese capaz de asesinar a su archi-enemigo? Con un motivo u otro, me quedo fría y me ahorro el aplauso para ocasiones especiales.

Aun así, en favor de este film que tiene muchos factores favorables para hacerse con el galardón, como los antecedentes de Bigelow o el hecho de que sea propaganda pro-EE.UU. de la buena, he de admitir que ofrecer al espectador media hora de película que se centra en la operación en el domicilio de Bin Laden hasta que le encuentran y matan (y que nadie me diga que esto es un spoiler), y lograr que no aburra tiene cierto mérito. Aunque no por ello esta película merezca en absoluto hacerse con el Oscar.

 

Silver Linings Playbook, de David O. Russell

Silver Linings Playbook no es más que una feel-good movie sobre una pareja de inadaptados sociales que se encuentran y logran hacerse felices el uno al otro (que no es poco para los tiempos que corren). La película termina, después de haberme hecho pasar un buen rato, entretenida, y me pregunto: ¿esto era todo? Lo siento por quienes vean en ella la película revelación de la temporada, pero yo no le encuentro nada de especial, nada novedoso, más allá del hecho de que esté nominada como Mejor Película en los Oscar. Eso sí es nuevo.

Silver Linings Playbook narra una historia de amor poco convencional pero que no deja de ser un film elaborado para el gran público (y yo no tengo nada en su contra, pero no me la vendan como una brizna de aire fresco en el panorama fílmico internacional, porque me suena a anuncio de ambientador y encima no se lo compro). Con Silver Linings Playbook tengo la sensación de que algunos no entienden la diferencia entre sencillez y simpleza, y no dejo de sorprenderme mientras escribo estas líneas porque está nominada, nada más y nada menos, que al Oscar a la Mejor Película.

 

Beasts of the Southern Wild, de Benh Zeitlin

La ópera prima de este joven director estadounidense, Beasts of the Southern Wild, es una película pequeña. De no ser por la dinámica de los últimos años de los Premios Oscar de seleccionar a algunas de sus nominadas de entre las películas ganadoras en el Festival de Sundance (Beasts of the Southern Wild ganó el Gran Premio del Jurado a la Mejor Película en Sundance en 2012), esta pequeña joya habría pasado desapercibida para la mayor parte del público y, por supuesto, para el jurado de los Oscar. Sin embargo, el acercamiento entre Hollywood y el cine independienteha permitido que hoy todos conozcamos este film y que esté compitiendo por la estatuilla a la Mejor Película en esta 85ª edición.

 

Lo que sorprende en esta película es su capacidad para narrar una historia tan dura de una forma tan tierna, y esa ternura es la que despierta desde el primer minuto de la película, con su inmejorable voz en off como conductora de esta historia, Quvenzhané Wallis, que interpreta a Hushpuppy en la ficción y que a sus 9 años compite con actrices de la talla de Emmanuelle Riva o Naomi Watts por el galardón a la Mejor Actriz Principal. Ella es, sin duda, el alma de esta película.

Pero por sorprendente y conmovedora que sea, Beast of the Southern Wild no es una película de Oscar. Que una cosa es que den cabida al indie entre sus nominados, y otra muy distinta es que a la Academia le guste una película que no vende.

 

Argo, de Ben Affleck

Por desgracia, nuestros amigos los BAFTA, que no fallan en sus predicciones de lo que ocurrirá en los Oscar, dieron el galardón a la Mejor Película a Argo, lo que hace pensar que este año será este film el que se haga con la estatuilla. Sin embargo, me niego a aceptar la derrota antes de empezar y sigo opinando que esta película no merece ser la vencedora de la noche.

 

 

A pesar de su prometedor comienzo, a medida que avanza el metraje esta película, dirigida y protagonizada por Ben Affleck, entra en declive. La historia del insólito rescate de seis diplomáticos americanos que logran escapar de la Embajada de Estados Unidos en Teherán cuando esta es tomada por los seguidores de Jomeini (la historia tiene más miga, pero a Ben Affleck parece importarle más la anécdota que la historia) es interesante y tiene tirón, pero poco a poco va cayendo en convencionalismos que uno no espera con una historia tan jugosa. Por otro lado, Ben Affleck parece no haber caído en la cuenta de que colocarse a sí mismo como el protagonista y héroe de la historia para llevarse todas las medallas ya cansa. Como director es pasable, pero como actor a mí me sigue dando grima.

Sea como sea, Argo no se va a marchar con las manos vacías, aunque su película no merezca ni la mitad de los galardones que está obteniendo en todo festival por el que pasa. Darle el Oscar a la Mejor Película a este film haría desaparecer mi fe en los Oscar (si es que alguna vez la tuve).

Y por cierto, ese homenaje final a Star Wars me parece excesivo.

 

Amour, de Michael Haneke

Amour nos ofrece al Haneke más comercial, y su nominación por partida doble a los Oscar significa que el engaño ha funcionado: el propio título suena a película amable, romántica, tierna. Y Amour es todo eso, pero por encima de todo Amour es Haneke, y Haneke es, cuanto menos, intenso. Tras la nominación de The white ribbon al Oscar a la Mejor Película de Habla no Inglesa en 2010, Haneke vuelve a la carga con un film que nos habla de amor, sí, pero con un relato que va enturbiándose a medida que avanza el metraje.

 

Las interpretaciones de Emmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant no deberían pasar desapercibidas en este certamen, o al menos no lo pasarán para el espectador que sepa valorar a actores tan inmensos como son estos dos mitos del cine francés (¿cómo olvidar a la joven Emmanuelle Riva en Hiroshima Mon Amour?).

Amour, a pesar de ser una película de peso magistralmente dirigida, es demasiado profunda, demasiado reflexiva, demasiado buena para unos premios tan superficiales como lo son los Oscar. Haneke y su Amour merecen volverse a casa con una estatuilla, pero el Oscar para este film será a la Mejor Película de Habla no Inglesa.

 

Django Unchained, de Quentin Tarantino

Django Unchained es la menos tarantinesca de las últimas películas de este controvertido director. Y aun así, aunque más sutil, el toque Tarantino es inigualable. Django Unchained es una obra maestra, de principio a fin.

Sin embargo, la Academia ya ha dejado pasar películas magníficas de este amado y odiado director en los últimos años, como Inglorious Bastards, que a pesar de sus 8 nominaciones en 2010, se hizo únicamente con una estatuilla que fue a parar a Christoph Waltz como Mejor Actor de Reparto (y todo apunta a que este año volverá a hacerse con este galardón, si se hace justicia a la magnífica interpretación de este actor de gran talento). Esto da que pensar, y sin pensar demasiado uno llega a la conclusión de que no, Django Unchained no será la premiada de la noche, por mucho que nos pese a los amantes del cine y, en concreto, a los amantes del cine de Tarantino.

 

Les miserables, de Tom Hooper

No voy a negarlo: Les miserables es mi clara favorita para la noche de los Oscar. Me enamoré de esta historia hace más de una década con la versión cinematográfica dirigida por Bille August en 1993, tanto, que estoy casi segura de que el VHS está desgastado de tantas veces que la vimos en familia. Por eso, cuando se anunció el estreno de la nueva versión de este clásico de la literatura francófona, no me cupo la menor duda de que iba a ser una película inolvidable. Y así fue.

 

Además de haber logrado llevar al gran público esta emotiva y emocionante historia, Les Miserables ofrece un magnífico musical, de una calidad excelente, y que desde ya mismo pasa a formar parte de mi listado personal de grandes musicales de la historia del cine (y como gran fan de los musicales que soy, esta lista no incluye más de 10 títulos).

Les miserables es un film que realmente lo tiene todo para hacerse con el galardón y que, además, tiene muchas posibilidades para convertirse en la gran vencedora de la noche. Y todo este éxito sería merecido. Les miserables cuenta con una gran historia, que combina drama, amor, intriga y hechos históricos; cuenta también con grandes interpretaciones, entre las que destaco sin dudarlo los escasos pero inolvidables minutos de la magnífica Anne Hattaway en pantalla, y además está dirigida por Tom Hooper, quien ya se hizo con cuatro estatuillas en 2011 por The king´s speech, incluido el Oscar a la Mejor Película y al Mejor Director.

Todas mis apuestas para la gran noche del cine van dirigidas, por si no había quedado aún claro, a este musical inmenso que entretiene, emociona y ofrece al espectador una lección de buen cine.

Por:  / extracine.com

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