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¿Qué es el Tratado de Tlatelolco?

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Este 14 de febrero se cumplen 54 años del tratado que convirtió a América Latina y el Caribe en zona libre de armas nucleares.

El 14 de febrero de 1967 se firmó en Tlatelolco, en la Ciudad de México, el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, también conocido como, “Tratado de Tlatelolco”, el cual fue impulsado por el excanciller mexicano, Alfonso García Robles. ¿Qué hace trascendente aquel tratado internacional que este domingo cumple 54 años?

¿Cómo se llegó a Tlatelolco?

La geopolítica mundial tras la Segunda Guerra Mundial estuvo caracterizada por la división del planeta en dos grandes bloques: en un lado, los Estados Unidos y el resto de los países occidentales y capitalistas y por el otro, la Unión Soviética y los países de Europa del Este. En 1947, Harry Truman, el presidente estadounidense que ordenó los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, esbozó la doctrina con la cual se abría este período histórico.

Aunque las dos superpotencias nunca se enfrentaron de manera abierta y directa, sí lo hicieron en otros campos y en los diferentes conflictos locales. A pesar de evitar el conflicto abierto, en algunas ocasiones pareció que el mundo estaba condenado a padecer una guerra nuclear. A Estados Unidos y a la Unión Soviética, se les unieron otros países con armas nucleares, como Francia, Gran Bretaña, China, Israel, Pakistán e India.

Para evitar la guerra, los dos bloques desarrollaron una táctica denominada “destrucción mutua asegurada”. En resumen, todos sabían que en la siguiente guerra no habría vencedores ni perdedores, solo destrucción. 

En octubre de 1962 la guerra nuclear entre los Estados Unidos y la Unión Soviética estuvo más cerca que nunca. Los soviéticos acordaron con Cuba establecer misiles nucleares en su territorio, como medida de legítima defensa disuasoria frente a los intentos de invasión de Washington, que ya en 1961 había permitido la derrotada  expedición mercenaria por playa Girón.

La posición cubana de ecuanimidad frente a Estados Unidos y la Unión Soviética conjuró la invasión y que se desatara una guerra nuclear. En noviembre, los proyectiles soviéticos fueron desmantelados y la crisis terminó sin provocar más daños.

El tratado: aprobación y repercusión

El presidente mexicano, Adolfo López Mateos, dirigió una carta en marzo de 1963 a cuatro gobiernos latinoamericanos: Bolivia, Brasil, Chile y Ecuador. En ella, les invitaba a efectuar una declaración que anunciara su propósito de liderar una acción conjunta para liberar a la región de cualquier arma nuclear.

Poco después, el secretario general de Naciones Unidas, U Thant (uno de los protagonistas de la crisis de octubre en el Caribe), dio la bienvenida a la declaración de los presidentes latinoamericanos.

Los trabajos para elaborar el anteproyecto del Tratado comenzaron a principios de octubre de 1963. Ese primer borrador contó con las aportaciones, primero, de los representantes de los cinco países que habían firmado la Declaración. Después, también aportaron sus ideas los miembros del Grupo Latinoamericano.

Tras finalizarlo, se presentó a la Primera Comisión de la Asamblea, con el patrocinio de once delegaciones latinoamericanas: Bolivia, Brasil, Costa Rica, Chile, Ecuador, El Salvador, Haití, Honduras, Panamá, Uruguay y México. Durante ocho sesiones, el proyecto fue analizado en Naciones Unidas. La Comisión decidió aprobarlo el 19 de noviembre, sin cambiar nada del escrito original.

En el Tratado, los países asociados se comprometían a la aplicación de la energía nuclear en beneficio de la humanidad y al mismo tiempo promovían un desarme nuclear internacional. Cada uno de los integrantes renunció a la realización, fomento o autorización, directa o indirecta, del ensayo, uso, fabricación, producción, posesión o dominio de toda arma nuclear.

Para el control del Tratado se creó el Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina (Opanal) y se contó con la participación del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), a través del Sistema de Salvaguardias.

Los países signatarios son: Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Trinidad y Tobago, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Uruguay, Venezuela y México.

Debido al impacto positivo mundial que tuvo el Tratado de Tlatelolco, en 1982 se otorgó el Premio Nobel de la Paz a su promotor, el mexicano Alfonso García Robles. Más adelante, el tratado fue modelo para otras regiones del mundo, que también establecieron sus propias zonas libres de armas nucleares. 

Por: teleSUR – drl – FGH

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