Por una Reforma Política con dientes

Por: Raúl Tortolero 

Las elecciones del pasado 7 de julio arrojan sin duda valiosas enseñanzas políticas para la ciudadanía. Una de ellas es poder reconfirmar que el PRI no es -ni tiene la más mínima intención de ser-, un proyecto democratizador por ningún lado que se le vea, sino que es un espacio político de connivencia en el que confluyen personajes poco transparentes que se cubren las espaldas entre sí, ante toda una fila de anormalidades producto de su egoísmo, el interés desmedido, y la ambición destructora.

¿Qué se puede recordar de la actuación electoral del PRI? Que los gobernadores actuaron al margen de las leyes electorales para hacer ganar a sus candidatos a como diera lugar, pasando por encima de todo principio de legalidad y de igualdad, es decir, arrollando la voluntad ciudadana y los deseos legítimos de vivir en un país más demócrata y justo.

No hay tampoco ningún rastro de humanismo en el PRI. En ese instituto que ha jubilado hasta la última letra de alguna de sus dos ideologías –contradictoriamente la revolucionaria y la neoliberal-, nadie menciona ni por error la preeminencia del ser humano y su dignidad como centro de toda la vida política. Ahí se trata de obtener el poder por el poder, y de mantenerlo a costa de todos los valores de una democracia real.

Esa es la infausta imagen que nos obsequian los gobernadores del PRI a los ciudadanos. Quieren el poder, pero no saben ni para qué, de no ser para intentar enquistarse para siempre en él y lucrar todo lo más posible. ¿Qué ofrecen a las familias? Nadie sabe. ¿En qué contribuyen a perfeccionar nuestra trastabillante democracia? En nada.

No hay nada distinto de aquel PRI que muchos de nosotros sufrimos durante nuestras infancias y primeras juventudes. No hay nada que haya mejorado. La única diferencia es que hoy los ciudadanos tienen mucha más información, consciencia, medios más democráticos y redes sociales, herramientas todas que contribuyen a afirmar una democracia más participativa y despierta. Y estas características de la ciudadanía de hoy marcan una tendencia al alza, afortunadamente.

La segunda lección es que ahora que hemos constatado los niveles de lodo en que les gusta chapotear a algunos políticos con tal de sacar los triunfos sin importar mancharse las manos en el camino, no podemos permitir que estas irregularidades -incluso muy violentas, que han implicado asesinatos, secuestros, golpes, amenazas-, se repitan en las elecciones del 2014 y del 2015.

Por tanto es prioritaria y estratégica una  Reforma Político-Electoral que entre otras cosas impida que los gobernadores operen como los caciques del pueblo y atropellen los derechos humanos de la gente para perpetuarse en sus cuestionables tronos sexenales.

No hubo señales de que desde el gobierno federal se intentara en serio acotar las malas mañas de que hicieron gala los virreyes estatales, y el Addendum, que pareció un gesto civilizado firmado por todos, el PRI se encargó de destruirlo en los hechos.

Y eso va a pesarles en las futuras elecciones, puesto que sin duda va a haber un voto de castigo ante sus reprochables métodos para hacerse del poder y conservarlo aplastando los derechos más elementales.

Luego de firmado el famoso Addendum, algunos mandatarios estatales siguieron haciendo de las suyas y debido a eso hay 67 denuncias presentadas por el PAN en contra de quien resulte responsable.

Las momias de ese autoritarismo rancio que creíamos desaparecido, salieron de la tumba en estas elecciones. El gobierno federal se hizo de la vista gorda. Pero esto no puede pasar de nuevo, ni en 2014, ni en las intermedias del 2015.

La tercera lección de los comicios es la urgencia de fundar un instituto ciudadano para organizar las elecciones en todo el país, que sí sea realmente ciudadano y que sí sirva para organizar las elecciones.

La Reforma Político Electoral que impulsa el PAN es la misma que ha impulsado desde hace tantos años, y que está planteada en el Pacto por México. El Instituto Nacional Electoral (INE) debe sustituir ya al degradado IFE.

Con ello se logrará que los problemas electorales que se susciten en los estados no sean resueltos a modo por las fichas de los gobernadores, sino desde un centro nacional que no esté sujeto de ninguna forma a caprichos de caciques locales.

Para empujar y en su caso aprobar esta Reforma tan necesaria y a todas luces prioritaria para el Bien Común, la Cámara de Diputados trabajará periodos extraordinarios en esta semana que inicia, y acaso en la segunda quincena de agosto.

En esta misión que cambiará el rostro electoral del país, el papel del Coordinador del grupo parlamentario del PAN, Luis Alberto Villarreal, será central. Si el PAN pudo recuperarse este domingo 7 y crecer electoralmente, pudiendo gobernar ahora a cerca de tres millones de ciudadanos más, fue a pesar de los obstáculos de los gobernadores abrigados por el PRI. Será Villarreal quien logre sujetar a estos personajes de la antidemocracia, desde San Lázaro, claro, en acuerdo con el PRD de Silvano Aureoles.

Y eso no es todo. Otro punto muy relevante es poder reformar la fracción XXI del Artículo 73 constitucional, para que sea el propio Congreso de la Unión quien establezca las pautas para  construir una única legislación penal que imprima uniformidad a los códigos penales estatales. El objetivo de esta reforma es poder contar con un Código Penal único, para que los mismos delitos no puedan ser juzgados de forma distinta, sino pareja, en todos lados.

Por último, la cuarta lección de las elecciones, es sin duda la importancia estratégica que tiene en al menos tres frentes, el papel de la Alianza Opositora del PAN y el PRD caminando unidos.

Uno, al interior del Pacto, en donde la Alianza hace un fuerte contrapeso a la mancuerna PRI-Gobierno Federal. Dos, en las elecciones de 2014 y de 2015, pues si jugaran por separado no necesariamente podrían obtener los mejores resultados en la renovación de San Lázaro.

Y tres, que esta suma de circunstancias mueve a reflexionar en la posibilidad de que esta Alianza pudiera por vez primera en la historia, lanzar un candidato común para 2018, y entonces evitar que el PRI siga ahí hasta el  2024… algo que luce como prioritario para México.

¿Quiénes podrían ser los candidatos de esa Alianza opositora? ¿Ya estarán tejiendo fino para construir un perfil al centro de la geometría política? Aquí lo radicales quedan fuera de antemano… ¿Quiénes en el PAN sostienen la mejor relación con el PRD, y quiénes en el sol azteca mantienen inmejorables nexos con el blanquiazul? Ahí las claves…

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