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Opinión

Mexico ¿hacia la Revolución?

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La revista británica “The Economist” ha colocado a México entre los países con alto riesgo de disturbios sociales en este año 2014. ¿Significa eso que nuestro país se encamina hacia un estallido o una revolución?

Para comenzar a responder esta pregunta, así sea de manera general, podemos recordar un dato que recientemente se divulgó en un informe del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (Cisen), publicado por la revista Proceso, que atribuía al Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) haber contado con “35 mil efectivos debidamente preparados y en su mayoría armados” (*). El informe seguramente existió, pero la cifra de hombres armados adjudicada al EZLN resulta, como se verá aquí, totalmente inverosímil.

La cifra de 35,000 hombres armados, o incluso de la mitad de ellos, no es compatible con las cifras de otras guerrillas latinoamericanas. La cifra de armas del EZLN que manejaban otros agentes del gobierno, eran mucho menores. Algunos hablaron de cerca de 350 fusiles en poder de los zapatistas (**).

Esta cifra de unos cuantos cientos de armas de los neozapatistas sí es compatible con las que han tenido otras guerrillas latinoamericanas. En la guerra civil en El Salvador librada entre las guerrillas y el ejército, algunos de los principales ataques guerrilleros (por ejemplo el realizado en enero de 1981) se realizaron justamente con cerca de 350 armas largas.

Ataques menores se realizaron en las guerras centroamericanas de los años setentas, por ejemplo en Managua, donde se intentó tomar esa ciudad capital por los rebeldes sandinistas con cerca de 90 armas de grueso calibre -pero fracasaron. Los sandinistas contaron por cierto, con el apoyo del gobierno mexicano de José López Portillo y de su canciller.

La prueba de que en México están surgiendo ciertas manifestaciones revolucionarias, lo comienza a insinuar la aparición, hace unas semanas en Guerrero, del grupo guerrillero denominado Fuerzas Armadas Revolucionarias-Liberación del Pueblo (FAR-LP). Inicialmente ese grupo parecía ser un movimiento solamente local, pues sus demandas y denuncias se referían solo a cuestiones de ese tipo o a líderes regionales como Nestora Salgado; sin embargo, han comenzado a cobrar ya cierta importancia nacional, al anunciar que las empresas petroleras que inviertan en México –a raíz de la reciente reforma energética de Peña- serán considerados por ellos como objetivos militares.

Pero lo más preocupante es que los grupos de Autodefensa como en Michoacán, o las policías comunitarias de Guerrero y otros estados, incluso pudieran degenerar en grupos guerrilleros, si en lugar de atacar a la delincuencia, comienzan a atacar al gobierno o a las clases altas. Ya están armados, por lo que no es imposible que evolucionen hasta convertirse en grupos subversivos, pues la “infraestructura guerrillera” ya la tienen.

Sin embargo, las guerrillas no son propiamente prueba de que haya revoluciones en puerta, aunque aquellas a veces funcionan como “aceleradores” de los procesos revolucionarios.

Las condiciones de fondo para que ocurra una revolución tienen que ver, según los teóricos, más bien con la imposibilidad de las instituciones existentes para lidiar con los problemas. Eso sí está sucediendo hasta cierto punto en México, pues la inseguridad que cunde en el país y el aumento de la delincuencia con la llegada de Enrique Peña Nieto a la presidencia –por ejemplo el aumento exponencial de los secuestros durante el primer año de gobierno del presidente Peña- pueden de modo infausto interpretarse por algunos como que con las instituciones existentes –policías, procuradurías, ejército, etc.- nunca podrá el gobierno derrotar a la delincuencia y proporcionar seguridad a sus habitantes.

Incluso puede considerarse al PRI o a la subcultura priísta como un estorbo para combatir eficazmente a la delincuencia, pues su corrupción endémica lo orienta a negociar o contemporizar con los delincuentes, como lo hizo Fernando Gutiérrez Barrios con el narco en la era del “viejo PRI” y como sugiere ahora la desconfianza del gobierno de los Estados Unidos por todo lo que huela a Peña Nieto. Por algo lo espiaron de modo tan humillante durante su campaña presidencial –al menos.

Como la seguridad de la población es el principal cometido de cualquier Estado, y el Estado mexicano no la proporciona, he aquí una condición que claramente puede originar una revolución en México, para sustituir las instituciones inservibles y podridas del sistema policiaco y en general de justicia, como las ya mencionadas.

Esto se refuerza cuando las autoridades son consideradas como demasiado incompetentes o corruptas para resolver los problemas de un país. El PRI ha sido siempre considerado al respecto como un verdadero depósito de podredumbre y los priístas una banda de ladrones sin remedio.

Que los peñanietistas en particular, son además unos tarados de tipo clínico, se comprueba no solo con que están hundiendo a México en una guerra o una serie de guerras locales –como en Michoacán o Tamaulipas-, sino en que, por ejemplo, presentó Peña y su gabinete una declaración patrimonial que lo exhibe con propiedades donadas (?) y que en sí misma es una prueba indiciaria -¡firmada por ellos!- para seguir contra Peña y amigos un juicio, con lo cual en teoría los pueden terminar encarcelando.

Aunque eso ocurrirá solo si la oposición gana las próximas elecciones presidenciales. Si no es así, los priístas se podrían quedar eternamente nadando en el charco de mierda en el que habitan…

El PRI destaca por su suciedad, incluso a nivel internacional. La pestilencia genética de los priístas es hoy mismo una “vergüenza nacional online” en una lista de corruptos actualmente en el portal web de la reconocida revista Forbes.

Así, la propia existencia de Peña y del PRI pudieran convertirse también en causas de futuros estallidos revolucionarios en México. Porque el PRI y sus cabecillas pueden ser considerado por ciertos sectores de la población, no como solo el sindicato de rateros que solapa Peña, sino como un estorbo infranqueable para poder combatir eficientemente la delincuencia en México.

Otra explicación de las revoluciones, la dio el célebre pensador francés Alexis de Tocqueville, quien indica que los estallidos ocurren en periodos de cambio, cuando las libertades y el nivel de vida no mejoran al ritmo que lo exigen las expectativas de la población. El reciente crecimiento de las clases medias mexicanas y las reformas peñanietistas, son por tanto un potencial caldo de cultivo revolucionario en México.

La “madre” de todas las guerrillas latinoamericanas modernas fue la que protagonizaron en Cuba los castristas, con el guerrillero más famoso del mundo: el Ché Guevara. Castro inició su periplo desde México con sólo 82 hombres, que zarparon de nuestro país hacia Cuba en el buque “Granma” (el nombre de ese barco, que luego se convirtió en el nombre del periódico oficial cubano, quiere decir abuelita, o más bien “abue”, en idioma inglés). En los primeros combates tuvieron muchas bajas, pero se reorganizaron y luego el propio Guevara, según el afamado historiador Eric Hobsbawm, operó con 148 hombres, que llegaron a ser 300 cuando el triunfo de la revolución cubana era prácticamente seguro (***).

Por ello, repito, la citada cifra de 35 mil hombres armados del EZLN que reporta el documento filtrado por la revista Proceso, resulta muy poco creíble. Confundieron en el Cisen al parecer a los combatientes efectivos con las bases de apoyo del EZLN –que sí podían tener esas dimensiones. O bien fue una de esas cifras falsas que ocasionalmente reportan los espías, con objeto de que el gobierno les otorgue mayor presupuesto.

El verdadero problema de una guerrilla no son las armas. Pues cuando la gente está en una lógica de guerra, cualquier piedra o cualquier martillo puede convertirse en un arma. Es decir, desde el punto de vista del análisis, no deben confundirse el problema de las armas, que obviamente tiene que resolver cualquier movimiento armado, con poseer “armas de fuego” –aunque dudo que el Cisen haya razonado así en sus estimaciones.

Lo que incluso llegaron a hacer los subversivos centroamericanos para conseguir armas, era atacar a un policía o soldado solitario, desarmarlo y con la misma arma agredir a otros, etc., en una lunática espiral virulenta.

También solían hacerse de dinero y comprarlas, pues cuando los centroamericanos requerían efectivo lo “tomaban” de un banco o de algún ricachón –o incluso de un pequeño comercio- y así tenían gran parte del dinero que necesitaban.

Armas y dinero no eran el problema mayor para las guerrillas latinoamericanas. Lo difícil era que hubiera condiciones revolucionarias en un país y que la gente estuviera dispuesta a pelear.

Pero eso en México ya está ocurriendo en parte, como se muestra en este escrito; lo primero –las condiciones revolucionarias- ocurren una o dos veces cada siglo -si consideramos la experiencia mexicana. Y lo segundo está ocurriendo ya con toda la gente que está dispuesta a pelar en los grupos de Autodefensa -en estos precisos momentos.

Como por otra parte, no es en absoluto imposible que en escuelas, sindicatos u otros grupos de cualquier estado de nuestra República  se junten grupos de “82 personas” y con dinero producto de ahorros o de asaltos consigan armas y formen grupos armados –que pueden o no ser una guerrilla- considero que no es inimaginable que surjan nuevos movimientos de ese tipo en México.

De hecho, como incluso los adolescentes mexicanos están intercomunicados hoy con sus teléfonos celulares, no es impensable que surjan en cualquier escuela secundaria o bachilleratos, iniciativas para citarse delante de algún supermercado y “llevarse todo”, como ocurrió hace poco en Londres. Es el signo de nuestros tiempos. Aunque esto no hablaría en modo alguno de condiciones revolucionarias, sino de estallidos sociales.

Mañana la segunda y última parte.

(*) Revista Proceso, México, 29 de diciembre de 2013, pag. 9

(**) Diplomacia en Tiempos de Guerra. Memorias del Embajador Gustavo Iruegas, México 2013, pag. 363

(***) Eric Hobsbawm. Historia del Siglo XX. Editorial Crítica, Barcelona, 2011, pag. 437.

 

 por  / elarsenal.net

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