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Opinión

Corrupción y nepotismo, flagelos del poder en México

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El flagelo más sentido en nuestro país sigue siendo la corrupción, cosa que se facilita cuando hay una cadena de compadrazgo en el servicio público, capaces de confabularse para hacerse de una manera deshonesta de bienes muebles e inmuebles, así los casos más sonados de personajes que han sido ventilados en medios  masivos de comunicación y que tenían como característica justamente el hecho de tener entre sus colaboradores a familiares y amigos.

El nepotismo debe ser erradicado como primera medida para evitar mayores males, pues además de prestarse a suspicacias también limita el acceso a funciones públicas de otras personas que bien podrían contar con mayor o mejor curriculum para el correcto desempeño burocrático.

Es muy cierto que la sangre llama, y que es la familia parte fundamental para el desarrollo de todo individuo, sin embargo es también a quien primero se llega a acudir para la protección frente a situaciones de riesgo por lo tanto es posible dilucidar como entre los familiares o amistades claramente se protegería a la cabeza de un entramado, en el que posiblemente gran parte podrían verse beneficiados. Si bien en los gobiernos municipales las cónyuges o parejas e incluso hasta las madres de los alcaldes se les confiere la titularidad del Desarrollo Integran de la Familia, con ello debería ser suficiente y evitar la injerencia hasta por salud de los demás miembros, cosa que no sucede, si no todo lo contrario pues hermanos, o cuñados, compadres o primos se llegan a  hacer cargo de temas que van desde las obras públicas, el protocolo y hasta las delicadas finanzas del pueblo.

La historia de México especialmente en los municipios, han demostrado como la estafeta del poder pareciera herencia, así los hijos de un presidente muy posiblemente lo llegan a hacer también, lo mismo pasa con las diputaciones o las senadurías, lo que no es del todo impositivo si las personas que ostentan estos cargos aún con la sombra de sus familiares o el orgullo de sus antecesores, realizan trabajos de beneficio social y transformación de la comunidad, sin embargo dadas las referencias actuales en las que sólo se llegan a beneficiar inflando las cuentas públicas y haciéndose de propiedades a diestra y siniestra sin responder o teniendo correspondencia de lo que se gana y lo que poseen, el descredito y la falta de respeto por la política y los políticos es cada vez mayor y a veces muy merecida.

Importante es en este momento del país, en el que se prevén elecciones considerar los mejores perfiles bajo la lupa de una historia limpia de trabajo y esfuerzo, pues quien engaña una vez seguramente lo volverá hacer y así recordar como algunos referentes políticos en medio de una campaña dijeron no incluir a sus familiar en las nóminas de gobierno y lo hicieron, o quienes lo dijeron lo cumplieron y por su puesto mientras a los primeros habrá que pensar si se les sigue apoyando, o sin titubear a los segundos darles la opción de que nos puedan seguir representando.

Seamos más que nunca críticos y analíticos, que no nos vuelvan a decir que cada pueblo tiene el gobierno que merece y se tengan remordimientos de conciencia por una mala elección; sino a conciencia seleccionar a quienes claramente y con una vida atrás más que sólo un discurso dejen ver que están alejados de prácticas incorrectas y ofensivas al ya de por si lastimado pueblo, la honestidad como tal y sin calificativos que sólo son parte de un marketing  no es valiente.  Muchos cobardes hay en  lo que en su concepto en si guarda, lo mismo que la transparencia, que no es de manos limpias o sucias como alguna vez algunos candidatos a la presidencia lo mencionaran, sino lo que en el diccionario dice.

Ya han de venir a tocar a sus puertas las personas que se postulen y debe preguntarles sobre propuestas, sus estudios y su experiencia e investigar más, lo necesario,  lo suficiente para que pueda decir con gusto que él o ella son sus líderes municipales, distritales o nacionales, de lo contrario hemos de seguir abonando de manera indirecta por el circulo vicioso de la corrupción o el nepotismo que tanto tiempo ha mantenido sumido a nuestro país. 

Las lealtades o alianzas no son propias de la familia, para tenerlas de los colaboradores siendo buen político y sin caer en el nepotismo, ha de ser  negociador, intermediario y hábil, seguro que estas habilidades además de generar un debate rico y posturas serias, representan el temple y carácter de un hombre o una mujer que cualquier país querría como su líder. La soberanía recae en el pueblo y son las mujeres y hombres quienes aprueben o desaprueben las conductas de sus gobernantes presentes y los del futuro, lo malo de ellos se ha descrito en esta colaboración  respecto a dos acciones, lo bueno ha de exigirlos y premiarlo en las urnas en la primera opción que se llegue a tener para hacer valer la voz de uno y las ansias de todos.

Por: Tayde González Arias  /  Arena suelta 

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